La flojera siempre se ha visto como algo que debemos evitar. Un estado de inactividad que puede impedir alcanzar nuestros objetivos. ¿Pero y si te dijera que se le puede sacar partido?
Debo admitir que yo tiendo a ser bastante floja. Pero eso no ha impedido ser productiva. Sentirse con flojera puede ahora ser de mucha ayuda.
¿Qué ventaja le ves que te ayude alguien flojo, que casualmente quiere hacer lo mejor posible, exprimir cada minuto para poder terminarlo y entonces no hacer nada? optimizará tiempo y esfuerzo adoptando hábitos organizativos muy prácticos.
Aquí te pongo el manual para ser un flojo productivo.
Regla no. 1: Simplifica tu día.
3 o 4 tareas importantes solamente.
Más vale hacer tres o cuatro cosas al día bien hechas que un ciento mal hechas. Además, si se va a destinar tiempo y energía a algo más vale que sea importante, que tenga prioridad.
Regla no. 2: Inicia cuanto antes.
Intenta hacer lo importante inmediatamente. Cuanto más temprano empiece, antes terminará. Demorarse en el comienzo le resta calidad al descanso. El flojo tiene prisa para no hacer nada.
Regla no. 3: Evita distracciones
Trabajar concentrado hace que termines pronto. Además de que la calidad es aceptable, lo que es vital cuando se es flojo, ya sabes por el dicho, no repetir, e invertir tiempo, y por lo tanto, restar tiempo a estar de flojo. Ya sabes el dicho.
«El flojo y el mezquino dos veces al camino»
Regla no 4: Elige calidad antes que rapidez.
Ser flojo implica pensar a futuro. ¿Habrá algo que tendré que volver a hacer y me quite tiempo de descanso?
Así que procura elegir aquello que se mantenga con el menor esfuerzo.
Desde la pintura para la casa, ropa de calidad, notas en un librero.
Regla no 5: Anota lo que aprende.
Siguiendo con la actitud del flojo, es mejor saber dónde buscar cuando tenga que disponer de información, y no pierda tiempo en buscar de nuevo.
Como ves, ser flojo puede ser rentable. Ya no es un estado, sino una actitud.